2025 Blogs y Vlogs 2 – Gigantismo hipofisario: Acromegalia en niños y adolescentes

En esta segunda edición de la serie Blogs y Vlogs de WAPO 2025, tenemos la suerte de contar con la profesora Márta Korbonits, de la Facultad de Medicina de Barts y de  la Universidad Queen Mary de Londres, experta en gigantismo hipofisario y sus causas genéticas. La profesora Korbonits explica cómo se diagnostica y trata esta enfermedad tan poco frecuente y la importancia de un tratamiento multidisciplinar precoz. También habla de los elementos clave necesarios para una transición satisfactoria de la atención pediátrica a la de adultos y cómo garantizar los mejores resultados para los pacientes.

Este artículo ofrece un resumen de la entrevista del Vlog que puede encontrar en inglés y español en la Biblioteca del sitio web de WAPO y en su canal de YouTube.

¿Puede darnos una definición de gigantismo hipofisario y en qué se diferencia de la acromegalia en adultos?

La Profesora Korbonits empezó explicando que, históricamente, la acromegalia y el gigantismo hipofisario se consideraban enfermedades distintas. Sin embargo, los investigadores se dieron cuenta más tarde de que en realidad son una misma enfermedad, causada principalmente por un tumor hipofisario (un adenoma hipofisario secretor de la hormona del crecimiento), y la diferencia está en cuándo comienza la enfermedad, ya sea en la infancia, la adolescencia o en la edad adulta.

Muchos casos de aparición en la infancia tienen una causa genética identificable y, desde este punto de vista, difieren ligeramente de los casos de aparición en la edad adulta. Sin embargo, desde el punto de vista del mecanismo de la enfermedad y de lo que ocurre realmente en el organismo, subrayó que el gigantismo hipofisario y la acromegalia son la misma enfermedad.

¿Cuándo debe sospecharse un gigantismo hipofisario en niños y cómo se confirma el diagnóstico?

Aunque muchos podrían pensar que el gigantismo hipofisario sea fácil de diagnosticar debido a la estatura extrema de los pacientes, en realidad es todo un reto. La Prof. Korbonits describió cómo varían los patrones de crecimiento, y un niño que crece rápidamente puede no tener necesariamente la enfermedad. Al evaluar un posible caso, subrayó la importancia de preguntar sobre la presencia de cualquier síntoma adicional como dolores de cabeza, dolor articular, sudoración excesiva, acné, dificultades para dormir o retraso de la pubertad, que podrían ser indicios de gigantismo hipofisario.

La medida más importante a evaluar es la velocidad de crecimiento del niño. Los gráficos de crecimiento pueden ser útiles, y a menudo pide a los padres que le envíen las medidas de crecimiento de sus hijos a lo largo del tiempo, como las la marcas de altura hechas en el marco de una puerta, para seguir las tendencias de crecimiento y compararlas con las líneas de percentiles.

La velocidad de la crecimiento en estatura también se ve influida por las hormonas puberales, por lo que hay que estudiar detenidamente la correlación con ellas. La estatura normal es un parámetro determinado genéticamente, por lo que la estatura de los padres es importante para situar al niño en la línea de la tabla de crecimiento normalmente esperada. Si el ritmo de crecimiento de un niño pareciera excesivo, será necesario realizar más pruebas.

Más allá del exceso de hormona del crecimiento, hay otra razón por la que un tumor hipofisario puede provocar una estatura extrema: el retraso o la ausencia de pubertad. Normalmente, la pubertad desencadena hormonas sexuales que aceleran y finalmente detienen el crecimiento óseo mediante el cierre de las placas de crecimiento (un proceso denominado cierre epifisario). Este proceso está regulado por la hormona luteinizante (LH) y la hormona foliculoestimulante (FSH), que son liberadas por la hipófisis anterior y controlan la función de los ovarios y los testículos. Sin embargo, un tumor hipofisario de gran tamaño puede dañar las células responsables de producir la LH y la FSH, impidiendo que se produzca la pubertad.

Además, en aproximadamente un tercio de los casos, la hormona del crecimiento puede liberarse junto con otra hormona hipofisaria llamada prolactina y esta hormona inhibe la liberación de LH y FSH. Como resultado, los huesos no se fusionan y los pacientes pueden seguir creciendo más allá de la edad habitual, alcanzando a veces alturas extraordinarias mientras muestran signos de pubertad incompleta (como falta de vello facial en los hombres y ausencia de menstruación en las mujeres).

Las principales pruebas bioquímicas utilizadas para confirmar un diagnóstico incluyen la medición de los niveles de la hormona del crecimiento (liberada por la hipófisis) y del factor de crecimiento similar a la insulina-1 o IGF-1 (liberado en todo el organismo, pero los niveles medidos en sangre proceden principalmente del hígado).

Estas dos hormonas actúan conjuntamente para estimular el crecimiento del cartílago de los huesos. Dado que la hormona del crecimiento se segrega en pulsos, una sola prueba puede no ser fiable. Teniendo esto en cuenta, los médicos suelen realizar una prueba de supresión de glucosa, en la que el paciente bebe una solución azucarada. En los individuos sanos, esto suprime los niveles de hormona del crecimiento, pero en los pacientes con un tumor secretor de hormona del crecimiento, esta supresión no se produce.
Los niveles de IGF-1 también varían según la edad y la etapa puberal, por lo que la interpretación de los resultados requiere conocimientos especializados, a menudo de un endocrinólogo pediátrico. También sugiere que “puede ser una buena idea que los endocrinólogos pediátricos discutan sobre el manejo del caso con un endocrinólogo hipofisario de adultos, ya que tienen amplia experiencia con pacientes con exceso de hormona de crecimiento.”

Por último, si los signos clínicos y las pruebas bioquímicas son indicativos de gigantismo hipofisario,  se realiza una resonancia magnética (RM) con contraste para identificar el tumor hipofisario responsable de la enfermedad.

¿Cuáles son los tratamientos actuales para niños y adolescentes con gigantismo hipofisario?

Según la Profesora Korbonits, el tratamiento del gigantismo hipofisario, en la mayoría de los casos, es la cirugía y “es absolutamente crucial que un cirujano experto en el tratamiento de pacientes con un tumor hipofisario funcionante opere a estos pacientes“. Si el paciente es joven, también puede ser necesario incorporar a un neurocirujano pediátrico.

El tratamiento con medicación antes de la cirugía a veces es una opción, pero no siempre es necesario. También menciona que, incluso en los casos en los que la extirpación completa del tumor sea imposible, la cirugía sigue siendo recomendable , ya que reducir el tamaño del tumor puede ayudar a prevenir complicaciones y mejorar la eficacia de futuros tratamientos.

Si la cirugía no cura por completo al paciente, actualmente hay tres tipos de medicamentos disponibles:

  • Agonistas de la dopamina, como la cabergolina, que pueden utilizarse cuando los niveles hormonales están sólo ligeramente elevados o cuando la prolactina también se segrega junto con la hormona del crecimiento (esto ocurre en aproximadamente un tercio de los casos).
  • Análogos de la somatostatina o ligandos de los receptores de somatostatina (SRL). Los SRL de primera generación incluyen fármacos como la octreotida y la lanreotida, mientras que los SRL de segunda generación, como la pasireotida, rara vez se prescriben en niños, pero pueden utilizarse en algunos casos excepcionales. Este grupo de fármacos ayuda a disminuir los niveles hormonales y puede reducir el tamaño del tumor o, al menos, impedir que siga creciendo.
  • Un antagonista del receptor de la hormona del crecimiento llamado pegvisomant, que bloquea la acción de la hormona del crecimiento en el organismo. Este fármaco es muy eficaz para normalizar los niveles de IGF-1, lo que resulta crucial para evitar complicaciones graves de la enfermedad a largo plazo. Sin embargo, a diferencia de los análogos de la somatostatina, no tiene efecto sobre el crecimiento tumoral. Por lo tanto, los pacientes en tratamiento con pegvisomant requieren un seguimiento cuidadoso y, si el tumor sigue creciendo, puede que sea necesaria una nueva intervención quirúrgica, radioterapia o la adición de un SRL.

En el pasado, la radioterapia era un tratamiento primario debido a la falta de opciones médicas, pero hoy en día se suele evitar en pacientes jóvenes y se reserva como último recurso para casos agresivos o cuando otros tratamientos no son eficaces.

¿Cuándo debe planificarse la transición de la atención endocrinológica pediátrica a la de adultos?

Nunca se insistirá lo suficiente en la importancia de una transición fluida de la atención pediátrica a la atención adulta de los pacientes con gigantismo hipofisario. La Profesora Korbonits explica que la finalización de la pubertad (ya sea espontánea o inducida médicamente) suele ser un momento natural para se produzca esta transición, pero siempre teniendo en cuenta que en distintos países se siguen normas diferentes.

Dado que los endocrinólogos de adultos se encuentran con el exceso de hormona de crecimiento con más frecuencia, la Doctora aconseja formar un equipo multidisciplinar antes de la transición formal a la atención de adultos (normalmente en torno a los 16 a 18 años). Por el contrario, si un paciente aún no ha pasado por la pubertad, los especialistas pediátricos pueden seguir guiando el proceso mientras se coordinan con los médicos de adultos. Concluye diciendo que la colaboración entre el endocrinólogo pediátrico y el de adultos para el cuidado de los pacientes con gigantismo, o de todo paciente con un tumor hipofisario, es absolutamente clave para garantizar el mejor tratamiento y el mejor manejo de estos pacientes“.

¿Cuáles son los efectos a largo plazo del gigantismo hipofisario y cómo se tratan?

La Prof. Korbonits hizo hincapié en los graves efectos a largo plazo del gigantismo hipofisario no tratado y en la importancia de un tratamiento precoz. Si un niño es diagnosticado y tratado precozmente, puede tener una buena esperanza de vida con menos complicaciones. Sin embargo, cuanto más tiempo estén expuestos a un exceso de hormona del crecimiento, mayor será riesgo de complicaciones.

Una complicación importante es la estatura extrema, que puede provocar dolores articulares, neuropatía, prótesis articulares precoces y problemas en la estructura ósea. Entre ellos, un alto riesgo de fracturas, la más grave es la fractura de vértebras que puede provocar deformidades de la columna vertebral.

Con un exceso prolongado de la hormona del crecimiento, también puede aparecer la hipertensión secundaria, enfermedades cardiacas y diabetes, que suelen no manifestarse hasta el final de la adolescencia o la edad adulta. Los tumores grandes que presionan los nervios ópticos también pueden causar defectos permanentes del campo visual, si no se tratan. La apoplejía hipofisaria, una hemorragia repentina dentro del tumor, es una complicación aguda que puede destruir la función hipofisaria normal, provocando deficiencias hormonales graves y pérdida de visión.

La profesora Korbonits también señaló el impacto psicológico de la estatura excesiva: “No debemos olvidar la carga psicológica que supone ser demasiado alto para ambos sexos; muy a menudo los pacientes se sienten incómodos cuando se les “mira fijamente”. Sobre todo las mujeres pueden tener problemas para encontrar pareja y formar una familia debido a su estatura.

La profesora Korbonits destacó que los pacientes extremadamente altos eran más comunes hace 100 o 200 años (por ejemplo, Charles Byrne, conocido como “el gigante irlandés“). Gracias a los avances en el tratamiento médico, que han mejorado notablemente los resultados, rara vez vemos casos tan extremos en la actualidad.

¿Qué factores influyen en el pronóstico de los niños con gigantismo hipofisario?

El pronóstico del gigantismo depende de varios factores, pero el más importante es la precocidad del diagnóstico y el tratamiento. Si se diagnostica pronto, el tumor puede limitarse a la fosa hipofisaria, lo que permite una extirpación quirúrgica completa sin necesidad de tratamiento adicional, lo que mejora significativamente la calidad de vida. Si se diagnostica más tarde, el resultado suele ser tumor de mayor tamaño, lo que aumenta la probabilidad de dañar el resto de la hipófisis. Esto puede dar lugar a deficiencias hormonales que requieran terapia de reemplazo hormonal de por vida, dificultades con la pubertad y la fertilidad, y si se necesita radioterapia, un mayor riesgo de complicaciones como enfermedad cerebrovascular (que puede dar lugar a ictus) y tumores secundarios.

Por último, llamó la atención sobre el hecho de que la mitad de los casos de gigantismo tienen una causa genética identificable (como el gen AIP). Aunque esto no siempre cambie las opciones de tratamiento, el cribado genético permite la detección precoz en los miembros de la familia, lo que puede prevenir complicaciones y, por tanto, mejorar el pronóstico de esas personas.

Concluyó diciendo que un tumor secretor de la hormona del crecimiento en la infancia sigue siendo una enfermedad extremadamente rara. A diferencia de lo que ocurría en el pasado, con la ayuda de herramientas de diagnóstico y tratamientos modernos, ningún paciente debería acabar hoy siendo un “gigante”. Para esto es necesario realizar cribados y contar con una atención colaborativa y multidisciplinaria entre endocrinólogos pediátricos y de adultos y el acceso a los medicamentos y tratamientos adecuados son fundamentales para alcanzar este objetivo. Confirmó que “esto es algo posible, y esperamos que esté disponible para todos los pacientes del mundo.”

Queremos expresar nuestra más sincera gratitud a la profesora Márta Korbonits por dedicarnos su tiempo para hablarnos sobre este trastorno hipofisario poco frecuente y relativamente desconocido. Si desea obtener más información con respecto al gigantismo hipofisario o sobre la investigación de la profesora Korbonits, o incluso participar en uno de sus estudios, por favor consulte los recursos adicionales que figuran a continuación y póngase en contacto con: bartshealth.goetstudy@nhs.net


Recursos adicionales

Página de información sobre el adenoma hipofisario familiar aislado (FIPA): https://www.qmul.ac.uk/fipa-patients/

Lea el libro En busca de gigantes: La búsqueda de los gigantes genéticos de Irlanda del Norte: https://www.insearchofgiants.org/

Más información sobre la genética de la acromegalia y el gigantismo

Vea el documental de la BBC sobre Charles Byrne, el gigante irlandés

Leyendas y hechos: Cribado poblacional de mutaciones AIP en Irlanda del Norte